EUDALD CARBONELL
Investigador del IPHES, catedrático en la URV y codirector de Atapuerca
Es una de las voces más reputadas que alertan de la trascendencia de
esta pandemia. «Esto nos ha puesto ante el espejo y lo que hemos visto
no nos ha gustado. No somos leales con nuestra evolución, es una
advertencia severa», explica Eudald Carbonell, investigador del IPHES,
Catedrático de Prehistoria en la URV y codirector del Proyecto
Atapuerca. Carbonell cree que la Covid-19 «nos tiene que hacer abrir los
ojos»: «Si no, vendrá el colapso por no haber afrontado cambios
estructurales cuando hace años tuvimos las primeras advertencias».
Para el profesor de la URV se trata de una suerte de ultimátum, como también lo es en buena parte el cambio climático, para convertir la globalización en planetización: «Hay que eliminar la jerarquía como sistema de organización, porque los líderes no nos llevan a ningún sitio, promocionar la interdependencia y educar a la especie en estas transformaciones, que nos llevarán a un mundo nuevo».
Para el profesor de la URV se trata de una suerte de ultimátum, como también lo es en buena parte el cambio climático, para convertir la globalización en planetización: «Hay que eliminar la jerarquía como sistema de organización, porque los líderes no nos llevan a ningún sitio, promocionar la interdependencia y educar a la especie en estas transformaciones, que nos llevarán a un mundo nuevo».
«Cooperar, no competir»
«Estas crisis nos tienen que servir para hacer un salto de fase.
Hemos de integrar la diversidad y cooperar, y no competir», argumenta,
alumbrando la idea de que el hombre no tiene más remedio que acometer
cambios si no quiere desaparecer: «Para superar este momento y evitar
otras situaciones similares en el futuro, hay que establecer unos
mecanismos de colaboración y de interdependencia en el planeta. Nos
encontramos ante una crisis que será definitoria sobre el futuro. En
este proceso, la conciencia crítica de especie debe estar por encima de
cualquier otro interés».
LAURA ROIGÉ
Empresaria, presidenta de la Cambra de Comerç de Tarragona
«Los ciudadanos no permitiremos que se juegue más con la sanidad y la
educación. No serán sectores en los que se pueda recortar», avisa Laura
Roigé, recogiendo ese sentir general de que la sociedad post Covid-19
defenderá con uñas y dientes ciertos pilares públicos.
La presidenta de la Cambra de Comerç de Tarragona también cree
que «aprenderemos a ser más autosuficientes» para poder procurar un
abastecimiento más adecuado en tiempos de carencias: «Tendremos que ser
más capaces de responder en emergencias con lo que producimos nosotros y
que sea más estratégico. No puede ser que tengamos esos problemas con
productos como respiradores o mascarillas». Roigé aventura una mayor
conciencia crítica –«seremos mucho más exigentes con los políticos. En
países como Brasil, EEUU o Inglaterra la gestión ha sido muy errática y
los votantes no lo van a permitir»– y un cambio de mentalidad: «Esto nos
ha demostrado lo débiles que somos, y no lo imaginábamos. Pecábamos de
un fuerte individualismo. Hemos visto que dependemos mucho de los otros
en temas estratégicos».
Por encima de esos escenarios, Roigé da por hecho una evolución
positiva que ha llegado para perdurar: «A nivel empresarial, el mundo
digital y ‘on line’ cogerá un empuje enorme. Veremos que es mucho más
barato y menos contaminante. Es más asequible hacer una videoconferencia
que enviar a alguien lejos para hacer una reunión».
ÀNGEL BELZUNEGUI
Director Cátedra de Inclusión Social, sociólogo y profesor URV
«Las dinámicas comerciales y del capital son tan fuertes que la
sociedad en conjunto tiene muy pocas posibilidades de revertirlas, al
menos con las estructuras que tenemos ahora», admite Àngel Belzunegui,
doctor y profesor de Sociología en la URV.
Él aventura cambios a medio término en las relaciones sociales y
de manera temporal, pero no más allá: «A corto y quizás medio plazo
experimentaremos cambios de interacción social, a nivel más micro, como
saludarnos o ir a lugares muy concurridos. En función de cómo vaya el
próximo invierno, si se descubre una vacuna o tenemos una serie de
medicamentos que actúan y la enfermedad se cronifica, la mayor parte de
la población volverá al ritmo de antes. Llenaremos de nuevo los bares y
los estadios de fútbol. Me baso en evidencias de otras epidemias, como
el sida, la más reciente».
«Viviremos igual»
Belzunegui cree que «la gente puede tomar más conciencia del
valor de tener ciertos recursos públicos al alcance de todos» pero no
considera que los cambios vayan más allá. No habrá, a su juicio, una
opción para reformular el sistema: «No va a suponer una enmienda a al
totalidad en la forma de producción y consumo y en las relaciones
comerciales. Volveremos a hacer un consumo exageradísimo de agua, y
viviremos de la misma manera. No es una visión negativa, sino
simplemente reflejar que hay dinámicas en la sociedad que son muy
fuertes».
OLGA XIRINACS
Escritora, poeta y profesora de piano. Creu de Sant Jordi
Olga Xirinacs escribe en cuarentena con un reto entre ceja y ceja:
llegar al 11 de mayo, su aniversario, para cumplir 84 años y «dejar
atrás los 83 años con 83 libros». «Es una especie de juego que me he
planteado», cuenta, mientras toca el piano y ultima ese poemario, al
tiempo en que se asoma desde su ventana a las vistas privilegiadas de la
Rambla y el Mediterráneo.
La cita bíblica: Mateo, 29
La laureada escritora tarraconense es crítica y no confía en
grandes revoluciones tras la pandemia. Para ello cita a la Biblia,
Mateo, 29: «A todo el que tiene, más se le dará, y tendrá en abundancia;
pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará». «Es una gran
verdad –prosigue–, la hemos visto y la veremos más todavía. ¿Has visto
algún donativo a la sanidad pública desde las alturas de los
gobiernos?», se pregunta.
«El mundo ha sido así. La gente hará lo mismo que siempre, por
la propia resistencia de la sociedad. En ese sentido, soy pesimista y
creo que la sociedad no cambiará. Esto se ha visto con el paso de los
siglos, puede haber guerras incluso, pero luego no se piensa más en lo
que se ha dejado atrás». Xirinacs cree que «puede haber algo de
reacción» después pero que no perdurará en exceso, imponiéndose a la
larga un sino concreto, para ella, volviendo a ese referente bíblico:
«Los que más tienen tendrán más todavía. Y habrá gente que lo pasará mal
porque la economía quedará muy tocada».
JAUME DESCARREGA
Psicólogo clínico en el Hospital Sant Joan y profesor en la URV
«El ser humano tiene una memoria muy efímera, a corto plazo. Una cosa
es lo que hemos recuperado y la otra lo que se puede mantener», explica
Jaume Descarrega, psicólogo clínico en el Hospital Sant Joan de Reus.
Este profesor en la URV ve difícil conservar esta nueva escala de
valores a la que nos hemos asomado: «Hemos recuperado la posibilidad de
dar importancia a aquellas cosas pequeñas que habíamos dejado en segundo
plano, ese tiempo compartido con las personas que queremos, actividades
que nos hacen sentir bien. Son cosas imprescindibles porque somos seres
que emocionalmente nos vemos afectados por las cosas». Descarrega
apuesta por «retener esta oleada, que no se evapore rápidamente», y que
pasa por un «incremento del conocimiento emocional y la empatía».
«Las crisis llevan progreso»
Descarrega destaca la dificultad para mantener este ritmo de
vida pero «tenemos que hacer todos los esfuerzos posibles para que esto
se pueda mantener». Ahí también se incluyen los gestos: desde la
solidaridad con el vecino al aplauso a los sanitarios. «Se trata de
compartir con el otro», apunta. Ese es el camino que según él hay que
recorrer cuando desaparezca la crisis sanitaria, en la medida de lo
posible: «Einstein siempre decía que las crisis llevaban progreso.
Quizás esto nos sirva para volver atrás y recuperar lo que abandonamos
con el avance tecnológico, sin renunciar a nada».
NÚRIA VILANOVA
Doctora, coordinadora donaciones Banc de Sang en la provincia
«Deseo que cambie la sociedad, que aprendamos a vivir de otra manera,
a consumir solo lo que necesitamos y a valorar el esfuerzo, no solo de
los sanitarios, sino de todos, aunque soy algo escéptica. Es lo que me
gustaría pero no sé si se podrá conseguir realmente», explica Núria
Vilanova, doctora y coordinadora de donaciones en el Banc de Sang en el
Camp de Tarragona y las Terres de l’Ebre.
Ella es testigo estos días no solo del brutal esfuerzo sanitario
sino del aluvión de iniciativas ciudadanas benéficas que espera que
eche raíces y se prolongue en el futuro: «Me emociona ver cómo la gente
se organiza por su cuenta, aporta dinero para comprar respiradores, hace
mascarillas, ayuda a los demás…», cuenta ella, acostumbrada a
llamamientos para las donaciones que suelen surtir efecto, también en
estas semanas tan críticas.
«Que seamos más solidarios»
«Ojalá que quede algo de todo ello y que esto sirva para que la
gente se vuelva más solidaria pero también pienso que costará cambiar,
que el que es solidario lo era ya antes y lo será siempre y el que no,
no lo será nunca. Hay muchas personas altruistas pero siempre son las
mismas», añade Vilanova.
La distancia entre el deseo y la realidad es amplia, pero Núria
Vilanova sí cree que de estos días quedará una lección aprendida entre
la población: «La gente será consciente de que la salud es muy
importante y que no se puede jugar con ella ni especular, que hay que
defender a los profesionales y al sistema y que no hay que permitir que
vuelva a haber recortes».
JORDI PLANAS
Informático, empresario, profesor universitario y mentor
Una de las grandes decepciones es que los políticos siguen pensando
como políticos y no como servidores públicos», critica Jordi Planas,
empresario tarraconense, profesor universitario y pionero de la
informática, además de colaborador de la Fundació Gresol, las
conferencias de TEDx Tarragona o asesor en temas de accesibilidad del
Col·legi d’Aparelladors i Arquitectes Tècnics de Tarragona.
Reflexión en lugar de juego (*)
«No creo que haya cambios drásticos en las relaciones
personales, aunque sea un deseo. Esto será un paréntesis», explica
Planas, pesimista a la hora de intentar dibujar cómo puede ser el mundo
tras la Covid-19: «Es la primera vez en la historia en que hay millones
de personas encerradas y con la posibilidad de pensar, de reflexionar
sobre el futuro, y lo que estamos haciendo es distraernos, pasar el
rato. Seguro que hay gente que lo aprovecha pero en general va a ser una
oportunidad perdida».
Planas cree que «tomaremos conciencia de que la sociedad es
mucho más débil de lo que parecía» y ve con seguridad un cambio duradero
que, según varias voces, va a ser la gran herencia palpable de este
confinamiento»: «El teletrabajo va a tener el empuje necesario para que
cuaje. En 1976 hice un estudio ambicioso sobre la disminución de los
usos de la vía pública con el teletrabajo, explicando que las oficinas
no necesitarían tanto espacio. Ahora creo que se va a dar un salto
definitivo».
MÒNICA BULLÓ
Científica e investigadora, profesora de nutrición en la URV
«Soy bastante escéptica», arranca Mònica Bulló, profesora del
Departament de Bioquímica i Biotecnologia de la URV e investigadora en
el campo de la nutrición: «Tengo poca confianza en la especie humana y
en nuestra capacidad de aprendizaje».
Bulló cree que «estaremos obligados a cambios en el ritmo de
vida por las consecuencias económicas» pero no pronostica una evolución
profunda: «La sociedad cambiará porque forma parte de su dinámica pero
no por este impacto. Hemos tenido otras epidemias, no pandemias, y la
historia nos demuestra que la especie aprende relativamente poco, y que
ha habido cambios pero ligados a otros aspectos».
Bulló sí cree que «a medio plazo no habrá recortes en la sanidad
pública pero luego dependeremos de cómo vayan los números y la economía
mundial» y cree que hay una cierta conciencia de la importancia de la
ciencia y la investigación: «Algo positivo hay. Hemos aprendido que hay
cosas más relevantes que otras, y hemos demostrado versatilidad para
cambiar las líneas de trabajo y empezar a construir respiradores, por
ejemplo».
Efímeros destellos sin traducción a largo plazo. «Una cosa es lo
que deseo y otra la que creo que pasará. Espero que hayamos aprendido
algo, pero estaremos sujetos a la economía. En épocas buenas no hubo
problemas con la sanidad. Eso vino después, cuando se priorizaron otros
intereses no tan colectivos».
ORIOL GRAU
Actor, director de teatro y series de televisión, guionista y músico
«¡Ojalá esto nos cambiara a mejor!», exhorta el actor y director
tarraconense Oriol Grau que, como otros, se mueve entre el deseo y la
realidad: «Ha aparecido, aunque sea por obligación, ese mirarnos a
nosotros mismos, la tranquilidad, el silencio, el descenso de la
contaminación… Ojalá eso se traduzca en vivir mejor, pero mucho me temo
que cuando esto pase seguiremos igual, llevando el mismo ritmo de vida
consumista».
El guionista sí celebra una reivindicación compartida como uno
de los legados más sólidos que puede dejar la Covid-19: «Una de las
cosas que cambiarán es la comprensión de que en el sistema sanitario se
tiene que invertir, y no como gasto sino como inversión. Y creo que esa
mentalidad se mantendrá. Si no, esos aplausos de las ocho de la tarde
serían hipócritas».
Las salas de teatro vacías
Para Grau, que estos días sigue programando funciones en la Sala
Trono que se emiten a través de las redes –entre ellas algunas que ya
preveían la llegada de una pandemia–, cree que «está bien que la gente
se aferre a la importancia de la cultura en el confinamiento, aunque
corremos el riesgo de pensar que es gratis y los que vivimos de esto
sabemos que no es así». En cualquier caso, las consecuencias sobre los
formatos de obras de teatro o conciertos serán profundas y de largo
alcance: «Tardaremos mucho en volver a ver los teatros llenos y en
juntarnos mucha gente en una sala».
MERCEDES TERUEL
Directora de la Càtedra Innovació Empresarial, profesora en la URV
«A corto plazo iremos con más cuidado en el contacto personal. Se
habla mucho de distanciamiento social, pero creo que es solo físico, que
estamos más conectados que nunca», reconoce Mercedes Teruel, profesora
en el Departament d’Economia de la URV. Para ella, todo dependerá de la
duración y la gravedad de la crisis: «Somos animales adaptativos,
podemos acabar siendo más solidarios pero también es posible que nos
acabemos olvidando, depende de cómo acabe, de los efectos, de lo
profunda que sea la cicatriz».
La directora de la Càtedra per al Foment de la Innovació
Empresarial cree que puede haber un debate en ciernes: «Todos tendríamos
que pensar en qué tipo de globalización queremos, si queremos asumir
una serie de costes, empezando por el medioambiente, o si podemos pasar a
otro modelo». Para Teruel, «todo dependerá de cuál es el juego de los
grandes lobbys y de las grandes potencias, aunque como sociedad todos
podemos hacer cosas y organizarnos si queremos». Para la profesora de la
URV, es difícil frenar una tendencia a ser «individuos que se
acostumbran a mirar a sí mismos y no alrededor».
Esa posible reflexión alrededor del futuro capitalismo quedará a
expensas de la gravedad de la crisis: «Hay que ver cuál es el impacto
social y colectivo. Puede generar cambios, otra cosa es que la crisis
sea suficientemente larga y grave como para que eso pase».
1 comentari:
molt interessant!
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