Poco a poco,
informe y rudo al principio
va surgiendo lentamente
formas que apenas contienen
lo que luego habrá de ser
torpe muñeco de nieve.
Los niños alborozados
entre gritos y combates
con los blancos proyectiles
que lanzan sin precisión;
y sus manos infantiles
amontonan con tesón
las nieves blancas y helada
de las últimas nevadas.
Y ya en su imaginación
ven terminado el muñeco
como un temible guerrero,
un payaso muy risueño
o una regia majestad...
Mas cuando llega el final
de lo que es sólo un boceto
se ve al muñeco de nieve
cachazudo y bondadoso
con torpe aspecto de ese,
que de modo original
con mano tosca sostiene
una escoba desflecada,
dos botones son sus ojos
de penetrante mirada,
un palote por nariz
y cubriendo la cogota
ya grotesco, ya elegante
un gran sombrero de copa
inclinado hacia adelante.
Con entusiasmo creciente
entre risas y jadeos
los chiquillos impacientes
ven terminada su obra
mas les basta una ojeada
pues pronto surge el jaleo
y empieza la destrucción...
Bolas, empujones, proyectiles
de toda clase de objetos
que les vienen a las manos
son lanzados sin piedad
a la fría anatomía
de aquel muñeco paciente
que sonrie imperturbable,
entre las mil perrerías
que la explosiva alegría
les sugiere a los muchachos...
Ya ha perdido medio brazo
su base se desmorona
y el sombrero que le dió
elegancia y donosura
cambia a golpes su postura.
Guiña un ojo, ya se cae
en el suelo yace informe
pero afable y bondadoso
ha cumplido su misión
de llevar hasta los niños
la alegría y la ilusión.
Enero 1970
[Publicat en el Almanaque Agrícola CERES 1971, págs. 411 i 412: Portada i ìndex, poema]
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