Por mucho que te empeñes
en ribetear de negro
la seda de tus pestañas,
no oscurecerás con ello
la belleza que no engaña.
Ni aunque enfundes en polainas,
en pantalones vaqueros,
o con rarísimas mallas,
tus curvilíneas piernas,
conseguirás que no vea
la belleza que no engaña.
El col-crem y el maquillaje,
cubren tu matiz de rosa
pensándote más hermosa,
tapado con el celaje
de artístico despeinado,
la nitidez de tu frente
y tu cutis nacarado.
Esas blusas militares
y los profusos collares,
que hacen desaparecer
tus formas tan femeninas,
no lograrán que consigas
tus gracias oscurecer
de belleza que no engaña.
Por muchos afeites que uses
y te pongas modas raras,
no conseguirás quitarte
tu aroma de mejorana
de belleza que no engaña.
Barcelona, 9 de marzo de 1969
[Mecanoscrit amb dibuix de la portada original a llàpis, un altre mecanoscrit]
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