El cimbrear de tu talle
y el revuelo de tu falda,
me tiene cautiva el alma
y el pulso que por ti late.
Y es que suspendes el tiempo
con el "duende" de tu danza
y los acordes de un tiento,
haciendo surgir la brisa
con aire de castañuelas,
y la luz de tu sonrisa.
Tu cuerpo expresa el profundo
sortilegio de la raza,
entre sones de vihuelas
de ancestrales remembranzas.
Por los caminos del mundo,
el piropo te acompaña
y el encanto de tu gracia
lleva sabor de nostalgia,
en los recuerdos de España.
[Publicat en el Almanaque Agrícola CERES de 1973, pàgina 114.]
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