Existe una receta probada con éxito en el Reino de España, sólo hace falta seguir los siguientes pasos, no necesariamente en el mismo orden:
- Hágala aprobar por referéndum en todo un bloque, sin que las partes que la componen sean analizadas y discutidas por la población.
- Incluya una forma de jefatura de estado monárquica que previamente haya sido designada por un dictador y haya sido aprobada por un previo referéndum sin garantías democráticas. (Para el cum laude añádase la sugerencia del mismo dictador sobre el nombre del primogénito)
- Consiga que nadie hable de la misma, que nadie la analice, sobre todo en escuelas y universidades.
- Incurra en todo tipo de atropellos como el referéndum para la autonomía de Andalucía y similares…
- Impida que la población al cumplir la mayoría de edad e iniciar su actividad civil, la jure o prometa, se forme en ella y aprenda a considerarla como la norma de normas y se la haga suya, sobre todo, impídase. Puede aceptarse que lo hagan los ultranacionales que adopten la nacionalidad, como mucho.
- Argúyanla siempre que haya oportunidad para que prime la ley por encima de la libertad de decidir de la población.
- Denle características apocalípticas, o ella o el caos, o ella o el infierno, o ella o …
- Úsenla para que empresas nacionales nacionalizadas puedan ser compradas por empresas nacionales italianas no nacionalizadas y evitar a toda costa que puedan serlo por otras empresas que tienen la sede social en algún lugar inconveniente
- Haga que luzca en todo su esplendor la separación de poderes del estado montesquieuana, pero instrumentar de tapadillo toda una serie de vasos comunicantes que permita la unión de los tres en una única pata controlable.
- Someta, diluya, difumine, evapore, diseccione, pervierta, reconvierta, segregue, reúna, traslade, retuerza, comprima, dilate, reduzca medios, reduzca presupuesto efectivo, lesione, fracture, esguince… en resumen haga todas las tropelías que se le ocurran a todas aquellas instituciones diseñadas para el control de los poderes del estado, a saber: judicial, legislativo y ejecutivo; eliminando de facto todo control posible.
- Impulse actos que vayan expandiendo la intervención de los políticos en todos los órdenes de la vida, de manera paulatina eso si, con objeto de que no se puedan apreciar casi los cambios.
- Propugne leyes electorales que consigan que los cargos electos no deban su cargo a los electores, si no a alguien del aparato de su partido que decidió en su momento incorporarlo en una lista cerrada y al que a partir de ese momento le debe fidelidad absoluta e inquebrantable… ¿les suena?.
- Apruebe reglamentos parlamentarios en los que los depositarios de la soberanía popular no puede votar en conciencia sino en base a lo que el aparato, sea eso lo que sea, del partido decida, cuando este último no es depositario de ningún tipo de soberanía de nadie.
- Añádanse todos los gazapos posibles, como por ejemplo hagan que todo el texto sea respetuoso con la igualdad de oportunidades, especialmente la referida al sexo, en todos los lugares, en todos los apartados, pero… en el momento crucial, en el momento de la sucesión de la Jefatura del Estado, obvien todo lo anterior dando preeminencia a la línea masculina.
- Que el susodicho dictador muera tranquilamente en la cama dejándolo todo atado y bien atado
- Que sean las Cortes dictatoriales las que diseñen el sistema de transición a una presunta democracia que nunca pudo encausar al dictador, ni tan siquiera deja buscar a sus muertos.
- Que en la transición todos los altos cargos de confianza del régimen dictatorial permanezcan, renieguen de anteriores juramentos, y juren por sus muertos inquebrantable y eterna fidelidad a los de ahora.
- Que ministros de la dictadura hayan continuado ejerciendo cargos de elección democrática hasta hace pocos años, costumbre vencida no por determinación popular, sino por defunción de los actores.
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