(Fábula)
Encima de un taburete,
coloca Jaimito un cesto,
de este modo grotesco
consigue darle un sorbete
y una efímera lamida
a la rica golosina,
que en el estante alto,
tiene su madre escondida.
En el momento preciso
en que tiene conseguida
la dicha que soñó tanto,
se viene el tinglado abajo
dando de cabeza al piso.
Desde el suelo compungido,
mira el muchacho su dulce,
y al instante ha comprendido,
con la pierna medio coja,
que la vida a esto conduce
si uno se sube y eleva
sobre una base tan floja...
[Mecanoscrit, Publicat al "Almanaque Agrícola CERES" de 1973, pàgina 105]
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