dissabte, 5 de febrer del 2022

Arenas

 Arenas de faz cambiante

en tu contante igualdad,

de sutiles tornasoles

mecidas al son del mar.


Arena gris y azulina

al empezar la mañana,

cuando la luz opalina

sobre tus granos derrama.


Enriquecida de luces

se torna tostada y cálida,

y a medio día refulge

dorada a la ardiente llama,

mostrando toda la gama

de los más vivos colores.


Te vemos, más tarde, pálida

cuando ya declina el día,

y como los girasoles, 

mirando al sol devuelves

los tonos que él te da.

 

Y ya en hora más tardía,

cuando se unen día y noche,

recamándose de nácar

tus dulces lomas relucen

bajo la luna de plata

como fantástico broche.

 

Arena,

            húmeda y dúctil,

te cupo suerte suprema

de ser el medio más útil

en manos del Creador. 


Arena,

            en tí la impronta primera

dejó el hombre de su huella

al nacer la Humanidad.


Arena,

            transformada y movediza

a lo largo de las eras,

muestras hoy tu faz serena,

y tus lomas tornadizas.


Arena,

            suave y pequeña

en las manos de los niños,

puedes ser trampa severa

en furiosos torbellinos.


Arena,

            de tez morena,

suave a veces, otra arisca,

te mueves con paso leve

como grácil odalisca.


Arena,

            del mar siempre compañera

que en dulce vaivén te envuelve

con sus olas más ligeras

o furiosa te revuelve

con sus ondas traicioneras;

para compensarte luego,

sumisa y arrepentida,

con sus cantos de sirena

y sus más sutiles juegos

de finura cristalina 

brillando en mil espejuelos,

donde multiplican soles

o se miran los luceros.


Arena,

            que te mostraste oportuna

en conquistas misioneras

de tres chicas calaveras,

que tras dura singladura

en tus playas reposaron,

como su segunda cuna,

de su gesta legendaria 

y un Nuevo Mundo lograron

en su ruta temeraria

por su Dios y para España.


Arena,

            sobre tu leve estructura

se levantaron las moles 

de gigantescas culturas

con sus túmulos enormes,

que a las orillas del Nilo

han sorprendido a los siglos.

Y en sus piedras milenarias

de pirámides u esfinges,

queda el tiempo retenido

en las tumbas funerarias, 

y el paso de siglos finge

que se ha quedado dormido.

 

Arena,

            sobre tus planicies yermas

no arraiga semilla fértil

 y en soledades eternas

tu entraña se muestra estéril.

Sólo en tí se posa Isis,

en la fronda de un oasis.


Arena,

            que en las playas veraniegas

y en tus conchas primorosas,

dora sus cuerpos las bellas

tornando pieles de rosas

y músculos apolíneos

en fuertes tonos cobrizos

bajo los fulgores ígneos.


Arena,

            testigo de mil batallas,

luchas, asaltos y ataques,

invasiones y abordajes,

y base de cien campañas.


Arena,

            Sobre tí yacen despojos

de naufragios y riadas,

que al mar llevan los abrojos

mezclados con las entrañas

desgarradas y sangrantes,

como tétricos trofeos

de cataclismos gigantes.


Arena,

            que con innúmeros granos

sin fín de continuidad,

nos has dejado en las manos

amagos de Eternidad....


 

ÁLVARO ROGER

8-VII-71 (al) 5-VIII-71

 

[Mª Concepción Manzano Álvaro]

[Manuscrit i Mecanoscrit]