El trigo era seco
en la negra tierra,
el trigo era verde
en la primavera,
el trigo dorado
se puso en verano
y fue cuerpo blanco
en el Altar Santo.
Fue esperada con suspiros
la promesa hecha hombre
a lo largo de los siglos
de nacer un Redentor.
Ya se ve realizada
y podemos poner nombre
a la Deidad encarnada
que es Jesús Nuestro Señor.
En la noche nació el hombre
reverdeció tu promesa
sonrosada fue tu carne
y dorada tu grandeza.
La gloria de Dios refleja
esa su sonrisa hermosa
y su cara que semeja
la corola de una rosa.
(Barcelona)
[Publicat en el Almanaque Agrícola CERES de 1973, pàgina 270]
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