Al Dr. Marín, que a su paso
por Barcelona, nos deleitó con
su profundo espíritu y gran hu-
manidad. ALVARO ROGER
Incansable espíritu amigo,
que, en parsimoniosa errancia,
pasaste estos cielos peregrinos
y, demoraste corta estancia,
en monte que a mi lar se hace vecino.
Tu voz llegó a mí en la distancia,
y el mensaje que me trajo fué divino
creando su presencia la indistancia.
Ahora, sigues, tenaz y apasionado,
en la inmensa tarea que te afana,
recorriendo caminos de este suelo.
Pués tu celo lo tiene aprisionado
la Eterna Explendidez a tí cercana,
y tus ojos ya ven la luz del cielo.
BARCELONA, 16-VIII-77
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada