dissabte, 17 de setembre del 2022

Valores positivos de hoy

Es particularmente revelador algunos hechos, que en materia religiosa, resaltan últimamente. Son hechos aislados, efectos que surgen aquí y allá, pero que sumados y analizados dan un saldo optimista y favorable. Tras unos años de aparente crisis religiosa en el seno del cristianismo, (creo que fuera de él también), y del abatimiento y caída espectacular de lo que fueron durante siglos los fundamentos de la civilización occidental; cuando la inflacción, la carestía, la disminución brumadora del potencial energético, la discriminación, la corrupción y el chantaje están a la orden de día hasta en los propios gobiernos de las naciones más poderosas de la tierra; cuando parece que todo se derrumba y el hombre gime, vemos surgir unos tímidos conatos de espiritualidad, que aunque tiernos y débiles, (acaso como aquel Rostro tímido y sonriente del Hijo de Dios en Belén), se debaten entre el materialismo y la prevaricación reinantes.


Algún pensador que se convierte y renuncia a las glorias de este mundo; un potentado que deja sus bienes para llevar una vida de sacrificio y oscuridad; el hijo de un magnate que renuncia a sus derechos y deja su vida [ilegible] y sofisticada para seguir otra sencilla y espartana. Pequeños grupos, tal vez, marginados y malinterpretados, que bajo el calificativo un tanto burlesco de "hipies" aspiran a una vida sencilla y natural, como debieron ser acaso las primeras comunidades cristianas. Su pacifismo parece ser la nota más característica y esto llama más la atención en un tiempo de tanta agresividad.

Después de ver caer imágenes y estatuas, medallas y cruces de iglesias y del pecho, vuelve hoy a asomar la Cruz del Señor atrevida y magnífica en el cuello de la juventud. Camisas multifloras de pecheras entreabiertas dejan ver con honor y valentía las cruces y medalla que no ha mucho se quitaron tímidamente como avergonzados. No importa de que materia, hierro, clavos, madera, hueso, plata, oro en mejor caso, pero allí está otra vez triunfante el símbolo de Cristo y nuestra Redención (aquella Redención que empezó en un establo) del ateísmo y materialismo que parecía polarizar el mundo de hoy.

Estos son los hechos, pequeños, acaso muy escasos todavía; pero suficientes para hacernos pensar de un acercamiento del hombre a su propia conciencia y a las eternas verdades que son las únicas liberadoras de un materialismo asfixiante.


Mª C. Manzano

A Jordi Ribas.

Navidad 74


[Manuscrit]