El amor para mí está
formado por cosas finas,
grandes, chicas o divinas
humanas y pasionales.
No admito en él la rutina,
ni la inconstante medida;
y aunque la vida me enseña
que es así como procede,
no quiero cambiar mi idea
y en mi interior me retiro,
me retuerzo y desespero,
sin admitir que es amor
lo que vulgarmente veo.
Todo mi ser a él se vuelca,
mi mente e imaginación
y para captarlo más
le enseñé a mi corazón
desde su infancia a ensancharse
para que Amor no escapase
ni pasara inadvertido
oculto entre los ropajes
o tapado a mis sentidos.
Lo eduqué en las cosas bellas
con sentimiento y ternura
captando a luces de estrella
su rutilante hermosura.
Modelé mis sentimientos
en humanidades y artes.
El alma humana estudié
entrando en psicología
y sus bases desnudé.
Luego la filosofía
le dió norma al pensamiento
que me permitió encontrar
leyes del comportamiento.
Galanura en los decires
me gustaron aprender
y me empapé de sentires
del poeta y del juglar...
La música y la pintura
desvelaron sus secretos
y fué la danza y el canto
los que pose y compostura
me añadieron como encanto.
Así preparado estuve
para recibir Amor
poniéndole a su servicio
todo el ser y el corazón...
Más cuando el amor llegó,
ni fué sutil ni escondido,
como ardiente brasa vino
y me quemó el corazón.
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